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lunes, 18 de octubre de 2010

FERTILIZACION DEL VIÑEDO

La fertilización mineral de fondo o de preplantación del viñedo se plantea en términos clásicos con los objetivos de favorecer el establecimiento rápido y correcto de las cepas y mejorar en algunos casos la fertilidad del suelo. Se contempla aplicar al suelo aquellos elementos como el potasio, fósforo y magnesio menos móviles en el suelo y más estables y con los que el viñedo es exigente cuantitativamente, y se
pretende que estén a disposición de las raíces a medida que colonizan el suelo, y satisfagan las necesidades.



En ciertos suelos se considera también como elemento de la fertilización de preplantación el boro que, si bien las necesidades del viñedo son discretas en este elemento, puede resultar importante su disponibilidad en suelos con niveles bajos o muy bajos. Se considera que la ocasión antes de la plantación permite de forma fácil y a todo el suelo incorporar en profundidad los fertilizantes minerales, debemos de tener en cuenta que antes de plantar es la única ocasión de acceder al conjunto del suelo sin las limitaciones de las cepas y sus raíces, postes y tutores de las estructuras de conducción, instalaciones de riego, u otros elementos limitantes.

Los elementos minerales que son considerados en la fertilización mineral de fondo son el fósforo y el potasio como más comunes; el magnesio resulta menos frecuente y el boro raramente. El planteamiento de la fertilización de fondo en cualquiera de sus elementos debe apoyarse siempre en el estudio adecuado del suelo y de las necesidades y objetivos del viñedo, para ello es decisivo que las muestras de suelo se tomen
correctamente (hecho no todo lo frecuente que sería deseable), de manera que el análisis del suelo nos permita su correcta interpretación.

Existen diferentes tendencias en el planteamiento de la fertilización de preplantación, desde los que recomiendan aportaciones masivas en fósforo y potasio y, ocasionalmente, en magnesio, a pesar de cuestionarse la baja eficiencia, a otros que se inclinan por aportes moderados y algunos que son partidarios de no practicar la fertilización de preplantación, e iniciar desde el comienzo un programa único de fertilización acorde con las características del viñedo y las necesidades de las plantas Esta última posibilidad se basa en la existencia de fertilizantes y medios de incorporación mecánicos o, mediante sistemas de fertirrigación que
posibilitan que las vides dispongan de los elementos minerales necesarios al ritmo, tiempo y forma que los precisan.

No resulta simple determinar las cantidades a aplicar en el abonado de preplantación, se aconsejan cantidades variables según suelos, que pueden ir desde no recomendarse nada para suelos ricos o muy ricos, a proponerse como cantidades indicativas: 200-300 Kg/ha P2O5, 400-800 Kg/ha K2O, 60-100 Kg/ha MgO, nada de nitrógeno y, en caso de carencia, de 2 a 3 Kg/ha de boro, en algunos textos de Australia, considera para la preplantación de 0,5 a 1 t/ha de superfosfato (18-45% P2O5) y 1-2 t/ha de sulfato de potasio (50% K2O) aplicados a 15-40 cm de profundidad. Los expertos del ITV, en Francia (1995) consideran que, generalmente, la constitución de un stock de 200 Kg/ha de ácido fosfórico y de potasa, está
considerado como suficiente, pero que, evidentemente, deben ser corregidas estas cantidades en función de las características y composición del suelo. También y a titulo orientativo, algunos textos nos recomiendan
que, en función del análisis del suelo, del porta-injerto y de la producción prevista, las dosis pueden ser muy variables. Las aportaciones de ácido fosfórico y de potasio recomendadas durante la preplantación en suelos
normalmente dotados, para una producción de calidad:. 200 unidades/ha de P2O5 en suelos calcáreos y 300 en suelos neutros o ácidos;. 300 unidades/ha de K2O en suelos arcillosos o limosos y 0 en suelos arenosos;
en suelos pobres. 300 unidades/ha de P2O5 en suelos calcáreos y 400 en suelos neutros o ácidos, y 600 o más de K2O en suelos arcillosos o limosos, y 200 en arenosos.




  Todas las cifras son cuestionables y, siempre precedido de un adecuado estudio del suelo, no debemos de olvidar la posibilidad de contemplar iniciar con medios adecuados la fertilización a partir del establecimiento
del viñedo.



Autor: Jose Ramon Lissarague.
Prof. Titular E.T.S.Ingenieros Agronomos.

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