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miércoles, 6 de octubre de 2010

El Corazon "Partio"

Se mueve el mundo del vino. Poco, pero se mueve. No se sabe a quién beneficiará, por eso tengo el corazón partío. Por una parte, la necesaria concentración empresarial está empezando a producirse, lenta y compleja, pero hay movimiento y, por otra, los grandes movimientos no se producen en el ámbito de las empresas
españolas. Me explico:

Hace mucho tiempo que vengo revindicando el necesario tamaño crítico de las empresas, la necesidad de profesionalizar la gestión, de mirar al mercado mundial, a las tendencias de consumo y a los clientes; por tanto, no seré yo la que se desdiga ahora. Mi bien conocida vocación internacional y mi ascendencia escocesa me protegen frente al provincianismo que nos rodea. Pero eso no impide que prefiera que
las empresas que lideren esa concentración, que piloten el cambio, sean de capital español. No puedo dejar de sentir orgullo por empresas como Zara en el textil o el Santander en el sector financiero, Telefónica
en telecomunicaciones, lo mismo que me alegra que ganemos el Mundial o que Nadal, Gasol, Almodóvar, etc. sean españoles y no franceses o americanos. Sentimientos aparte, el interés en este caso también es económico, porque es verdad que tenemos grandes grupos españoles en el sector del vino que lo están haciendo muy bien y peleando duro, pero no es igual para el futuro del vino español (por el tamaño de quien compra y a quien compra) que los dueños de Premium Wine Brands, la nueva filial de vinos de Pernod Ricard que absorbe lo que fuera Domecq Bodegas, no sean españoles. Para que no haya dudas: mis más sinceras felicitaciones a los dueños y los directivos de Pernod. Han hecho una operación de libro pero...

Las políticas de las multinacionales son, lógicamente globales, y por globales me refiero a que defienden intereses internacionales (con la, a veces, única y lógica prioridad del origen del capital mayoritario). El
comercio internacional juega en otra división y por lo tanto los localismos no tienen sentido. El tablero de ajedrez abarca el mundo y los peones se mueven en función de la partida mundial. Ahora es el caso de
Campo Viejo: hoy esta en la DO Rioja, pero ya anuncian que en el futuro no lo estará. Eso quiere decir que Premium busca marcas multi DO. Hasta ahora, La Rioja se había opuesto, de hecho está específicamente
prohibido en el reglamento de la DO. Recordemos el pleito entre la FEV y Rioja, motivo de la salida de éstos de la Federación. Pleito que, si no recuerdo mal, sigue en vigor. Dándose la paradoja de que los mismos
que en el Consejo Regulador defienden una cosa, para sus bodegas proponen otras. Desconcierto de muchos, ¿ganancia de multinacionales?

Hay importantes conclusiones que sacar y muchas reflexiones urgentes. En primer lugar, a propósito de la legislación vinícola española, que va a ser definitivamente sometida a presiones de revisión. Muchos
llevamos años diciendo que estamos excesivamente encorsetados para competir en mercados internacionales (como nosotros no hacemos los deberes, vienen de fuera para hacerlos por nosotros). En este mismo
sentido, el de las competencias de las DOs, las interprofesionales y las asociaciones que defienden los distintos intereses: los de los agricultores o los de los empresarios. Porque, entre otras cosas, ¿quién podrá
garantizar su promesa de mantener los precios? ¿Qué político negociara en Bruselas los intereses del campo español cuando el precio de la uva de Rioja lo decide un francés? Definitivamente comienzan, con esta operación, a difuminarse las fronteras del vino español, quizá beneficie al consumidor, que somos todos. Además, ¿quién puede poner puertas al campo? –nunca mejor dicho en este caso–. Aun así, no puedo dejar de pensar que me gustaría que fueran los grandes grupos españoles los que reaccionaran y salieran al mundo a pilotar este ya imparable cambio.


Monica Muñoz
Editora de Mercados del Vino y La Distribucion

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